Casa Celia surgió del optimismo de Celia y Manolo, que decidieron abrir una pequeña tasca en plena Guerra Civil, allá por 1938. Y ya por entonces empezaron a reunir una clientela fiel, enamorada de sus vinos, sus callos, su deliciosa carne asada y su café de pota casero.

Celia y Manolo entregaron el relevo a su hija MariCarmen, quien a lo largo de las últimas cuatro décadas ha sabido convertir aquella pequeña casa de comidas en un restaurante para más de 200 comensales. Pero eso sí, manteniendo siempre la tradición heredada de sus padres: la mejor cocina casera y un servicio esmerado hasta en el más mínimo detalle.

Y es que la razón por la que Casa Celia sigue siendo un restaurante de referencia después de más de 70 años, es un secreto a voces: ser fieles a la cocina de mercado, explotando la máxima calidad de las materias primas, donde los protagonistas indiscutibles son los productos frescos gallegos. Y por supuesto, el saber regar cada plato con el caldo adecuado de su extensa vinoteca.

En definitiva, Casa Celia es un lugar donde un paladar exigente es un paladar satisfecho.